domingo, 22 de marzo de 2015

Oficina de Redacción Literaria Disparatada





Era tarde, tenía mucho sueño
y al igual que cuando era pequeño,
mi madre me contaba siempre un cuento.
Este cuento era muy especial
porque tenía una temática muy animal.
Empezaba hablando de un pájaro,
que era más pequeño que un renacuajo,
seguía con un peludo león, que era más poderoso que una manada de osos,
hablaba también de una iguana,
que tenía el color de una persiana,
de un gato muy guapo, que aunque era muy delicado
siempre estaba enfadado,
de una pantera muy veloz,
más que cuando recibes una coz
y de una alegre mariposa
que tenía un ala de color rosa.

Todos iban a organizar una fiesta,
aunque fuese después de la siesta.
La fiesta iba a ser un fantástico baile
amenizada por un dj muy amable.
Además debían ir disfrazados,
para estar menos preocupados.
Llegó el momento de la velada
y se presentó una bruja malvada.
Tenía un solo diente
y  todos pensaron que no era muy obediente,
además de una oreja
un poco maleja.
Su nombre era Piruja la cachetón
y siempre llevaba encima una silla y un gran maletón.
En esa gran maleta llevaba un libro,
el cual contaba ella que era su amigo.
Muy despacio y diciéndole ella “chan chan chan”, se abrió
Elipse: 2
y de allí salió una gran nube de algodón.

Todos los animales estaban boquiabiertos,
al ver el espectáculo de ese momento.
La bruja les habló de muchas cosas
entre ellas de los sentimientos de las personas,
<< soledad, miedo, tristeza>>
 todo aquello que ella quiere que desaparezca
<< libertad, alegría>>
todo lo que ella quería que aumentase cada día.
Al terminar la fiesta, todos sintieron mucha alegría,
 aunque no creían en la brujería,
ella les había enseñado una lección de vida.
Al día siguiente, todos los animales muy guapos vestidos,
 y sobretodo muy activos,
fueron al parque y al campo a buscar a las madres de los niños.
Brillando el sol, las madres escucharon atentas a los animales,
los cuales,
les regalaron a las madres un libro muy especial,
para que se lo contasen a sus hijos las noches que
no podían bien descansar.

Cristina Díaz Velasco, 3º Educación Primaria. 

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