En un alegre amanecer, no muy tarde, ya
resplandecía un sol alegre y unas nubes con formas muy divertidas. El canto de
un pájaro en libertad, con su fantástico cantar, acompañaba a mi soledad y
tristeza.
Eran las nueve de la mañana, me asomé a la ventana para observar a
una pequeña mariposa que revoloteaba con sus alas de cristal por el campo.
Cuando me levanté de la cama, apareció en ese mismo momento mi gato, cuyo nombre
era “Rayo” porque es muy veloz y activo. Es un gato muy peludo, pero con un
tacto muy delicado y muy guapo. Durante unos instantes no sabía lo que iba a
hacer, se subió de un gran salto a la silla donde yo estaba sentado, con
alegría comenzó a jugar con mi oreja. En ese instante me dio mucho miedo al
estar detrás de mí y al haberme tocado la oreja. Eché a “Rayo” de mi habitación
y se lo llevó mi hermana a jugar al parque.
Mientras me vestía despacio, mis
pensamientos se desviaban a la pasada noche, en la que leí un capítulo de mi
libro preferido. En él se desarrollan muchas aventuras de una bruja y su
iguana. Las aventuras hablaban de una bruja poderosa con un diente de oro,
acompañada de Ana, su iguana. En esta aventura la bruja estaba dando un paseo
por los caminos de una hermosa selva, en busca de una cueva en la que realizar
sus pociones secretas, cuando en medio de un camino apareció un león furioso. El león estaba muy hambriento y tenía ganas de comerse a la iguana pero la
bruja lo evitó dándole un cachetón y diciendo las palabras mágicas:
-¡chan,
chan, chan! ¡Desaparecerás ya! -.
De repente, el león desapareció. La bruja y
Ana, siguieron su camino esperando no encontrarse con ningún animal más que se
pusiese en su camino, pero diez minutos más tarde apareció una pantera negra
con el mismo propósito que el león, pero la bruja hizo lo mismo que con el
león, le dio un cachetón a la pantera y pronunció sus palabras mágicas:
-¡chan,
chan, chan! ¡Desaparecerás ya! -.
Finalmente, la bruja llena de alegría al
llegar a su cueva, comenzó un divertido baile alrededor de Ana, la iguana.
Antonio Rueda Muriel, 3º Educación Primaria
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