MERLÍN
Érase una vez un niño muy guapo y alegre cuyo nombre era Merlín. En él no existía la tristeza pero si la soledad.
Vivía en una casa de campo muy pequeña pero a su vez con unas persianas grandes por
donde entraba el sol cuando amanecía.
Era un niño muy activo y por eso, todas las tardes
iba al parque a jugar con sus amigos los
animales. Entre ellos había:
-
Una iguana azul llamada Libertad.
-
Un pájaro llamado Veloz.
-
Un gato peludo llamado
Cachetón.
Cuando llegó ese día al parque,
entre los árboles escuchó una voz que decía:
“¡Chan-Chan-Chan! En
este momento te convertirás.”
Merlín con mucho miedo, se aproximó despacio
y sin hacer ruido. Cuando miró entre los árboles, vio a una bruja
con un libro que parecía muy delicado, convertir a unos de sus amigos en un león muy poderoso.
Asustado, piso una rama de árbol caída, y la bruja que tenía unas orejas muy grandes lo escuchó.
“¿Quién anda ahí?”
– Preguntó la bruja.
“Soy un niño, me
llamo Merlín.” – Respondió Merlín.
“¡Deja que te vea!”
– Dijo la bruja.
Merlín salió con cuidado de su escondite, pero se tropezó con una piedra
cayendo al suelo, con tan mala suerte que se rompió un diente. Entonces, en ese momento, la bruja preocupada, corrió hacia él para
ayudarle. Con su varita mágica creó una silla para que el niño se sentara.
“¿Estás bien,
pequeño? “ – Pregunto la bruja.
“Si, pero me he
roto un diente” – Contestó Merlín.
“No te
preocupes, yo te lo arreglaré, pero antes deje que te enseñe todas las cosas
que puedo hacer” – Dijo la bruja.
La bruja llamada, Alegría, invocó con su
poder, a unas mariposas que con su vuelo
hicieron un baile mágico. Sin que Merlín se diera cuenta,
su diente volvió a estar como nuevo.
“Ya tienes tu diente,
ese es el poder del baile de las mariposas” – Dijo la bruja.
“Muchas gracias,
bruja Alegría, ya es de noche y debería de volver a casa, pero me da miedo” –
Dijo Merlín.
“No tengas miedo,
una amiga mía te acompañará” – Le tranquilizó la bruja.
En ese instante, salió entre los
árboles una fantástica pantera
negra.
“Ella te acompañará a casa” – Le
dijo la bruja.
“¡Oh, gracias bruja Alegría, cómo
podré agradecerte todo esto! – Respondió Merlín.
“No tienes que agradecerme nada
niño, si quieres venir a jugar conmigo, aquí estaré” – Contestó Alegría.
“¡No lo dudes, vendré todas las
tardes! “ – Respondió Merlín.
Y así es como un niño llamado
Merlín, se convirtió en un gran mago.
FIN
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