domingo, 22 de marzo de 2015

Oficina de Redacción Literaria Disparatada

LAS AVENTURAS DEL SEÑOR LEÓN


En un lugar, cuyo nombre no recuerdo, vivía la señora Soledad. De estatura pequeña, le faltaba algún que otro diente, pero era muy guapa.

Estaba casada con un chico muy guapo, que se apellidaba León. Un hombre fantástico, activo, muy peludo, y que no tenía miedo a nada ni a nadie.

En los ratos libres el señor León iba al campo con su gato y su iguana a pasear,  a tomar un poco el sol (siempre y cuando las nubes no se interponían al sol). Acostumbraba a llevarse una silla para leer un libro que se lo regaló su amiga, la bruja llamada Libertad.

Cuando el señor León regreso a casa, un pájaro se apoyó sobre él. Le entró una alegría inmensa, ya que nunca había visto un pájaro tan cerca. León se lo llevó a casa y, pasadas unas horas, al pájaro se le notaba una tristeza enorme porque en esa habitación en la que estaba no podía desplegar sus alas.

Soledad, en ese momento, entró en la habitación y le dio un cachetón a su marido y le tiro de la oreja por encerrar al pájaro en la habitación con las persianas bajadas. León chilló y, de los saltos que pegaba por el dolor del tirón de oreja, parecía que estaba  bailando, como si una pista de baile se tratase.

Soledad le obligó a que fueran a un parque a soltar al pájaro, y así fue, llegaron al parque y soltaron al pájaro de forma delicada y muy despacio, para que emprendiera su vuelo hacia las nubes.

De vuelta a casa se encontraron con una mariposa y... ¿Qué pasó? Chanchanchan. Pidieron un deseo y el señor León quiso que el pájaro volviese a su hogar. En cuanto llegaron a su casa, vio venir a un pájaro que se acerca veloz hacia él.

Carlos León Nieto, 3º Educación Primaria. 




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